En el oscuro y vibrante corazón de la ciudad de Nueva York, en una época donde los excesos estaban a la orden del día, los Rolling Stones llegaron a Saturday Night Live el 7 de octubre de 1978, desatando un huracán de caos, música y hedonismo.
Habían pasado 10 años desde la última vez que los Stones habían aparecido en televisión. Lorne Michaels, el cerebro tras SNL, orquestó este evento después de un encuentro casual con Earl McGrath, presidente de Rolling Stones Records. Para Michaels, tener a los Stones en el estreno de la cuarta temporada de SNL era más que una simple actuación; era una validación, un grito desenfrenado de rebelión y autenticidad que catapultaría al programa a nuevas alturas.
Sin embargo, este matrimonio entre los Stones y SNL no fue un idilio sin problemas. La ansiedad se apoderaba del estudio mientras se acercaba la hora del espectáculo. Las entradas se revendían por cientos de dólares, y los guardias de seguridad temían una invasión de fanáticos eufóricos.
Los días previos al espectáculo fueron un torbellino de indulgencia y excesos. Los ensayos en un estudio de Nueva York llamado Bill’s se convirtieron en un caos bullicioso, con los Stones entregándose sin restricciones. En las noches anteriores al espectáculo, Mick Jagger y Keith Richards fueron huéspedes en la casa de John Belushi, un hombre que conocía bien los estragos del estilo de vida rockero. La fiesta no terminó allí; continuó en el estudio de SNL, donde los Stones ensayaron.
La noche del espectáculo, la energía eléctrica en el aire era palpable. Jagger y su banda subieron al escenario con una actitud audaz, desafiante y completamente desinhibida. La fiesta seguía su curso mientras los miembros de la banda bebían whisky escocés y vodka, y consumían cocaína abiertamente, completamente ajenos a los guardias de seguridad que intentaban mantener la calma. Según el libro Saturday Night: A Backstage History of Saturday Night Live , la banda “estuvo a la altura de su legendario alboroto, bebiendo whisky escocés y vodka y esnifando cocaína abiertamente en el estudio, ajenos a los guardias de seguridad del Rockefeller Center que realizaban tareas especiales a su alrededor. .”
Quizás no sea sorprendente, dada la reputación de la banda, que la embriaguez no obstaculizara la capacidad de los Stones para ofrecer una actuación atractiva en los ensayos. “Cuando los Stones finalmente tocaron, Jagger estaba tan borracho que se tambaleaba por el escenario».
Aquí puedes ver la grabación de la actuación de Beast of Burden
A pesar de su estado, los Stones entregaron una actuación salvaje y electrizante. Jagger, tambaleándose por el escenario debido al exceso de alcohol, aún logró encender al público. Los apretados pantalones y los movimientos de cadera provocativos crearon un frenesí en el estudio, a pesar de su voz ronca y debilitada.
La censura de la NBC estaba nerviosa por la reveladora indumentaria de Jagger. Después de observar lo que consideraban demasiada piel durante los ensayos, pidieron que se cubriera. Una solicitud que fue recibida con risas burlonas.
En retrospectiva, aquella noche fue más que una simple actuación en televisión. Fue un viaje a las profundidades del alma rock ‘n’ roll, donde los excesos y la pasión se fusionaron en una actuación inolvidable. Los Stones habían dejado su marca en la historia de Saturday Night Live, una marca escrita en letras de cocaína y acordes de guitarra estridentes. Una noche que nadie olvidaría, marcada por el desenfreno, la música y la inmortalidad del rock ‘n’ roll.
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